Ante la posibilidad de que una mujer unamita llegue a la Presidencia de la República, desde la Secretaría General de la UNAM, Patricia Dávila buscará construir vínculos que permitan apoyo mutuo entre la Universidad y el gobierno.
En entrevista con Excélsior, la secretaria general número 47 en la historia de la máxima casa de estudios mencionó su optimismo ante la llegada de un nuevo gobierno,
en 2024.
Además, como mano derecha del nuevo rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, adelantó que impulsará una reestructura que permita una mayor vinculación con alumnos, académicos y directores.
Destacó que, como lo ha hecho toda su vida, caminará “rompiendo inercias” y promoverá la cercanía con la comunidad universitaria.
Tarea: acercarse a la comunidad
La nueva secretaria general de la UNAM trabaja en una reestructura para estar más vinculada a alumnos, académicos y directores.
Fiel a su estilo, con tenis en lugar de zapatos de tacón, Patricia Dávila adelantó que como secretaria general de la UNAM caminará “rompiendo inercias” y dando un nuevo rostro a la oficina que por más de 100 años sólo había sido ocupada por hombres.
Dávila es una mujer con un gusto especial por viajar, convivir con amigos, familia y mantenerse activa. Por las mañanas realiza religiosamente de 30 a 40 minutos de bicicleta y por las tardes, cuando la agenda se lo permite, hace una caminata de alrededor de tres kilómetros en Ciudad Universitaria.
Amante de las cactáceas y las biznagas, Dávila fue una bióloga “de bota y no de bata”, que recorrió durante años las regiones áridas y semiáridas del país y le encantaba acampar. Se autodefine como una mujer sencilla, pero capaz de tomar decisiones difíciles.
A sus 68 años se convirtió en la secretaria general número 47 en la historia de la UNAM. Aspiró a ser su primera rectora, en un proceso en el que llegó hasta la final. Al día siguiente de su designación como rector, Leonardo Lomelí la invitó a ser su mano derecha.
Desde esa posición quiere empujar para que la Universidad no se desfigure y avance de manera permanente. Así que desde el primer día comenzó a operar una reestructura para estar más cerca de alumnos, académicos y los directores, a través de coordinadores que funjan como enlaces.
Acostumbrada a convivir en un ambiente de hombres, Dávila es una mujer directa a la que no le gusta el “bla, bla, bla”.
“A donde uno llega como mujer nueva, hay que caminar y como le hace uno: demostrando, no tanto con palabras. A ver, vamos a trabajar con las mujeres, pero también con los hombres. No me importa si son directores o directoras, yo los tengo que apoyar y ayudar.
Entusiasmada por ser la primera secretaria general de la Universidad, consideró que su entrada a los ámbitos de decisión de la máxima casa de estudios es lo que está pasando ya en muchas partes de México, como la posible llegada de la primera Presidenta en 2024.
Ante este escenario, Dávila ve con mucho optimismo la llegada del nuevo gobierno con el que piensa que puede haber una buena relación.
“Porque todo parece indicar que va a ser mujer, no sabemos quién, pero va a ser mujer. Ambas son universitarias (Sheinbaum y Gálvez), de ámbitos diferentes, pero más pegándole a la parte científica, lo cual me da mucho gusto en lo personal. Creo que ambas tienen la capacidad para entender la importancia de la educación desde la primaria, pero en especial la educación de universidad: media, superior y posgrado. Veo con mucho optimismo que vamos a entrar en una relación muy buena con quien quede en la Presidencia y a lo mejor podemos construir algunos puentes que nos permitan apoyarnos mutuamente.
A partir de esta semana despachará en el piso 7, donde se encuentra la Secretaría General. Entre los temas a resolver que no dependen directamente de ella, se encuentran las irrupciones violentas a planteles de la UNAM por parte de encapuchados.
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